El 10 de diciembre de 2009 en Oslo se le entregó a Barak Obama el Premio Nobel de la Paz por apostar por un mundo sin armas nucleares. Entre otros candidatos y políticos estaban Silvio Berlusconi (por mediar entre Rusia y Georgia) y Sarkozy.
El premio era más un presente de bienvenida a la Casa Blanca que un reconocimiento de méritos ciertos. Lamentablemente Obama pasó sus dos mandatos en guerra permanente y aunque reduciendo el número de efectivos, manteniendo tropas en combate activo.
Muchos son los que consideran inmerecido el premio y en su momento lo consideraron precipitado y dirigido. Sin duda el Premio Nobel de la Paz es el que incurre en mayores contradicciones (basta repasar los premiados) y en mayores sospechas de posicionamiento político, en el caso de Obama de respaldo a los postulados demócratas.
Un premio a bombo y platillo que se puede interpretar más como un reproche al antecesor George W. Bush que como un reconocimiento a Obama.
En España somos más prácticos. Y más casposos.
El PSPV (PSOE) de Valencia concede el premido de honor “Memoria y Dignidad” a José Luis Ábalos (el de la Delcy, los de las maletas). El premio es por aquello de la “Media Memoria Histórica”. Los socialistas de la provincia de Valencia reafirman su “compromiso con la reparación de las víctimas de la Guerra Civil y la dictadura franquista y con aquellas personas que, desde sus distintos ámbitos de responsabilidad, mantienen los principios de verdad, justicia, reparación y garantías de no repetición para que nuestra democracia goce de una salud plena”.
Evidentemente el Sr. Ábalos no goza de buena memoria. Ni reciente ni remota. Ni recuerda exactamente el asunto Delcy, del que ofreció hasta cinco versiones diferentes a los pocos días y ninguna creible. Ni recuerda quien asesinó a Calvo Sotelo.
Se puede aceptar ciertos autopremios y autobombo. Pero sin dignidad.
Abril 2021