INDECENTE, con “i” de Irene.

Una niña ha sido asesinada por su madre. La ministra de Igualdad ha tardado dos días en “enterarse”. Parece que la vida de una niña vale menos si es su madre quien la mata. Estaba muy ocupada luchando contra la violencia machista y apesadumbrada por no llegar a tiempo y evitar el asesinato de una mujer en Cáceres. ¿Llegar a tiempo…?

Son dos casos de violencia, pero para la ministra tienen distinto valor. Solo cuando se ha visto forzada ha condenado el asesinato de la niña Olivia por su madre, enviando todo su “cariño a los familiares de la niña asesinada en Gijón”.¿A que familiares? ¿A su madre?. ¿Por qué no nombre a su padre, víctima no solo por la pérdida de su hija, también por el calvario judicial plagado de denuncias falsas  durante cinco años?. Y ahí si que tiene culpa la ministra por la desigualdad que propugna desde su ministerio de Igualdad.

¿Que le pasa a esta ministra que es capaz de expresar por el crimen de Cáceres “Rabia y dolor ante lo que podría confirmarse como asesinato machista. Debemos redoblar todos los esfuerzos y recursos para llegar siempre a tiempo” y olvidar el de la niña Olivia?. ¿Posiblemente ahí está la explicación “redoblar recursos”. Más pasta, más chiringuitos, más enchufadas y desgraciadamente más asesinatos. De todo tipo. La víctima de Cáceres y la niña de Gijón. Pero la ministra todo lo resume en la violencia machista. ¿Qué le ha pasado a esta pobre mujer con los hombres?. ¿No ha conocido a ningún hombre digno y respetable? ¿Cuánto tiempo más habrá que soportarla? ¿Justicia feminista? ¿Sanidad feminista? .Ya cansa.

Y sorpresa: desde 2007 a 2022 son más las mujeres que matan a sus hijos que los varones. Con escasa diferencia, pero encabezan este desgraciado ranking. 26 mujeres por 24 hombres (sin contar el caso de Olivia).

No busques estadísticas de este tipo. No las publican.

La violencia no se ataja con adjetivos y redoblando recursos para chiringuitos. Se combate con el Código Penal y sin hacer distingos si el asesino es hombre o mujer.

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