Los primeros días después de la RIADA se produjeron actos de saqueo y pillaje.
Como pillaje no entendemos los que se aprovisionaron de agua, leche y comida ante la situación de desabastecimiento. Pero sí los que robaron alcohol, jamones, móviles, televisores, ropa de marca…
Pasados estos días y ya sin ningún establecimiento que saquear (gracias a la falta de intervención de Pilar Bernabé), se produjo una reconversión. Personajes que vivían en viviendas en altura, que no solo no habían sido afectados directamente por la RIADA, sino que tampoco colaboraban en la limpieza y desescombro; cuando comenzaron a llegar las primeras ayudas, pasaron de ser espectadores desde el balcón a acaparadores de material. Acumulaban botas de agua, palas, material de limpieza, packs de productos, bicicletas…. en sus pisos. Sin mancharse más allá de la suela de sus zapatillas. Estos no disimulaban ni poniéndose botas como la Bernabé. Insolidarios y sinvergüenzas.
Acabado el boom de las donaciones de voluntarios, llego José Andrés y su World Central Kitchen (WCK) que tanto ayudó en momentos en que no había ni suministros, ni electricidad ni gas para cocinar. Loable su aportación.
Pero aquí ya apareció de nuevo el pícaro. Gente que no había sido afectada por la riada, que ya disponía de energía y que tenía todo tipo de suministros en Mercadona y otros comercios, seguía haciendo colas para retirar sus raciones de comida. O de verduras en verdulerías abastecidas también por WCK. Es el gratis total que tanto nos gusta.
En el caso de personas necesitadas, estas ayudas son entendibles, pero en los otros casos lo único que hacen es engrosar el ejército de aprovechados y perjudicar a los comercios que intentan reactivar su actividad y no pueden competir con el “gratis total”.
A poco que se patee el pueblo uno puede ver a las mismas personas con carritos de compra (nunca se habían visto tantos) en las distintas colas a distintas horas. Personas con ropa y zapatillas de marca, móviles de última generación, peinados de peluquería y el carrito (no vamos a repetir de la compra) cuanto más grande mejor.
La Administración debería tomar cartas en este asunto y controlar quien realmente está necesitado y quienes están abusando y perjudicando a los demás.
Mientras tanto veremos llegar incluso desde la otra orilla del nuevo cauce del Turia a cargar los carritos del gratis total.
Y entre tanto, los vecinos afectados preguntándose donde está el dinero que ha enviado Amancio Ortega.
¡Y es que hay tanto pícaro!
Pero seguiremos insistiendo…son 3.300.000 euros, Sr. Cabanes que son de Amancio Ortega para los afectados del Pueblo de Sedaví y de los que debe dar cuenta de su distribución con pelos y señales a la persona que ha entregado la donación y al Pueblo de Sedaví, y no vale la falta de claridad y transparencia a que su gestión municipal nos tiene habituados.