
Desde que sabemos lo que costó comer en El Ventorro a Mazón y Vilaplana, ya estamos más tranquilos. Dos menús concertados de 75,00€ más el I.V.A. Total 165,00€.
Lo poco que cuesta tranquilizar a la población.
Ya estamos pensando en montar de nuevo estanterías en los sótanos. Volvemos a ese alivio que supone tener herramientas, muebles, recuerdos y trastos en el sótano, tan utilizado como garaje como de trastero. Mucho más tranquilos.
Ahora que sabemos que el aparcamiento a Vilaplana le costó 15,10€, ya comenzaremos a pensar en instalar alguna cama. El sótano es más fresco en verano y se descansa mejor. Máxime sabiendo que con estos dos detalles el problema de futuras riada está resuelto. Se terminó el sufrir por si viene el agua (y el barro) y nos vuelve a complicar (o a quitar) la vida.
Lo de realizar las obras hidrológicas que se cargó la multimillonaria Teresa Ribera, eso no tiene ninguna importancia. ¡Que 165,00€ da para mucho! Y si se suman los 15,10€, para mucho más.
Que los cauces y barrancos no estuvieran en condiciones, no sabemos si por descerebrado ecologismo o simplemente porque no quieren trabajar a quién importa. ¿Qué es eso de limpiar barrancos existiendo el teletrabajo o estar de “formación” en LABORA? ¿Y lo de realizar las obras que paliarían las catástrofes que provoca el tan cacareado cambio climático?
Y si algún día nos enteramos de que llevaba en su bolso Vilaplana, será definitivo. La tranquilidad no será exclusivamente porque nuestros bajos y garajes ya no se inundarán, que nuestros vehículos y demás propiedades ya no serán arrastrados por la riada. La tranquilidad y confianza será absoluta, podremos dejar garajes y casa abiertas o con la llave puesta, contando con que la delegada del gobierno actuará con la misma diligencia que con la riada y las fuerzas de seguridad del Estado estarán vigilando desde el “minuto cero”. Nadie se sentirá abandonado, a nadie le saquearán el negocio o la casa. Detalles como el menú y demás, son importantes.
Que Marlaska no declarara la emergencia nacional, en un caso que cumplía no solo uno de los tres requisitos establecidos en la Ley 17/2015 de 9 de julio del sistema nacional de protección civil, para declararla; cumplía los tres. No tiene importancia. Que tampoco lo hiciera la delegada del gobierno como establece la misma Ley, es una tontería.
Que si es verdad que a primeras horas de la mañana del día 29 de octubre ya se conocía “pueblos arriba” el desastre y nadie dio la voz de alarma a los “pueblos de abajo” no nos debe llevar a pensar que algo falló en ayuntamientos, policías, guardia civil, protección civil… ¿De que añada sería el vino les sirvieron a Mazón y Vilaplana en El Ventorro? Que las botellas las carga el diablo y si son de tinto, manchan más.
Y esas son las cosas que deben preocupar. El menú, su coste, el parking… porque estamos viendo que, a Sánchez, Marlaska, Teresa Ribera, Robles, Pilar Bernabé…y afines, es lo único que les preocupa. Y si a tanta gente de este nivel y dignidad es lo que les preocupa, así será. Incumplir repetidamente con su obligación no debió repercutir en nada. Al menos en su conciencia.
Que Ciudadanos se presente como acusación particular nos parece bien. Pero que se dedique al Catarroja Deluxe en lugar de apuntar donde tiene que dirigir sus acusaciones, decepciona. No vemos el espíritu de Albert Rivera en estas actuaciones y lo sentimos. Está más en la línea del ex de Vilaplana, casquería rosa y resentimiento.
Así, que aclarado lo del menú y el parking, ya podemos hacer vida (casi) normal. Quedan pequeños detalles como analizar las fotos y planos de la sala donde comieron y si estiramos el chicle si el local tenía plan de prevención por si los comensales se pinchaban con el tenedor.
Que el gobierno de España no se vuelque en hacer las obras que ya paralizó anteriormente, no nos debe quitar el sueño. “Si necesitan más recursos que los pidan” a lo que cabría añadir: “Contra el vicio de pedir, la virtud de no dar”. Que así es Sánchez. Un virtuoso. Incluso más que su hermano, el músico de las chirimoyas. A Sánchez, Valencia le importa un bledo. A Diana Morant, también. Son progresistas. Y feministas. Como Ábalos o más.
Pero aún queda gente que no acaba de creer en la bondad del progresismo ¿Es que preferimos retroceder 60 años y volver a aquella época en que se construían embalses, pantanos y obras como el Plan Sur?
Por supuesto, pedir que se depuren las responsabilidades de los verdaderos responsables, es ser de ultraderecha. Negacionista y antiprogresista. Que es el negacionismo el que mata, el no haber construido las infraestructuras necesarias, parece que no.
Mazón y El Ventorro y los demás a partirse el pecho de risa.
