Nos acabamos de enterar que se ha publicado en el BOE el PATRIMONIO de los miembros del ejecutivo. Casi nada que objetar. Simplemente señalar que dichos datos se confeccionan con la información facilitada por los mismos interesados y que corresponde a ciertos valores estimados y no reales. El que quiera creer, que crea.
No es que el BOE sea una lectura de disfrute, pero si alguien estuviera interesado en conocer el patrimonio de quienes nos gobiernan, nunca se le ocurriría preguntar al librero o a Google por una publicación o el titulo de un libro en que “da cumplimiento a lo dispuesto en el articulo 21.5 de la Ley 3/2015”. Seguramente preguntaría por “la declaración de bienes y derechos patrimoniales de los miembros del Gobierno” (como figura en el cuerpo de la Resolución).
Desde el BOE tienen claro que los españolitos, todos los españolitos, somos expertos en leyes. Si no fuera así cabría pensar que intentan pasar de tapadillo el tema escamoteando información en el título. Pero eso sería como decir que no tienen interés en aquello del Buen Gobierno y la Transparencia.
A la vista de lo publicado, es curioso ver cómo ha evolucionado el patrimonio de la pareja Iglesias-Montero.
El exdirigente de Podemos Ramón Espinar (el del piso de protección oficial) cree que la pareja debe explicar el astronómico incremento de su patrimonio:
“Iglesias es una persona honrada y honorable. No creo que nadie lo dude. Podemos tiene que asumir que forma parte del juego democrático que, si tu líder entra en política en 2014 con 45.000 euros y sale en 2021 con un patrimonio de 800.000, te pregunten por eso”.
También se ha manifestado públicamente sobre el incremento de patrimonio de la pareja de Pablo Iglesias, con quien tiene tres hijos, y ministra de Igualdad Irene Montero diciendo lo siguiente:
“Irene Montero entró en política con 6.000 euros en la cuenta. Hoy declara otros 800.000 euros. Nadie piensa que haya nada raro, por supuesto. Pero explicar estos incrementos patrimoniales es fundamental para poder exigir a los demás transparencia”.
Efectivamente, Ramón Espinar como humorista es difícil de seguir y entender. Llamar honorable a Pablo Iglesias con los “Honorables” que disfrutamos en este país, es casi cruel. Decir que “nadie piensa que haya nada raro” en este enriquecimiento estando en política mientras asalariados y autónomos y pymes se arruinan y cuando su discurso ha sido el de la austeridad, es humor negro, muy negro. Nos gustaba más Eugenio es su mejor época.
Y los españolitos como aquel que decía: “En mi casa no comemos, pero nos reímos más”.
Marzo 2021