La Ley de la Vivienda va a ser el próximo desastre del desgobierno de Sánchez, Bildu, ERC, Podemos y resto de banda.
Todo el mundo tiene derecho a una vivienda digna y según el artículo 47 de la Constitución Española “atribuye a los poderes públicos la obligación de promover las condiciones necesarias y establecer las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho”.
Pues ya está, como el Gobierno no construye vivienda social, es incapaz de promover las condiciones necesarias, se facilita que se pueda ocupar la vivienda de otro. Mucho más fácil expropiar que adquirir con esfuerzo y trabajo.
A pesar de que el artículo 33 de la misma Constitución Española consagra el derecho a la propiedad privada y en el mismo sentido la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea en su artículo 17 establece que
“Toda persona tiene derecho a disfrutar de la propiedad de los bienes que haya adquirido legalmente, a usarlos, a disponer de ellos y a legarlos. Nadie puede ser privado de su propiedad más que por causa de utilidad pública, en los casos y condiciones previstos en la ley y a cambio, en un tiempo razonable, de una justa indemnización por su pérdida. El uso de los bienes podrá regularse por ley en la medida en que resulte necesario para el interés general.”
Es muy fácil ser generoso cuando paga otro. Y si se consigue acabar con la propiedad privada, estupendo. Algo revolucionario. Igualitario. Tan revolucionario como lo que se cuenta en “Rebelión en la granja” de George Orwell (de lectura obligatoria) que deriva en una dictadura brutal. Los cerdos se convierten en tiranos sanguinarios y la igualdad se resume en un único mandamiento: “Todos los animales son iguales, pero algunos son más iguales que otros”.
Cada vez habrá menos viviendas, pero los cerdos de la novela, tendrán las mejores mansiones. Tú no tendrás coche porque eres un contaminador, pero Sánchez o Yolanda podrán viajar en Falcon, Super Puma y caravana de vehículos (no eléctricos). Ellos irán a clínicas privadas, a ti te darán (con suerte) cita. Enviarán a sus hijos a colegios internacionales, tus hijos podrán obtener un título de analfabeto escolarizado.
Mientras, para tener entretenida y engañada a la población, desde la Administración se despilfarra dinero en cursillos y talleres de dudosa trayectoria futura. En muchos pueblos vemos a decenas de personas con el chándal de LABORA. Se mantiene ocupados/as durante cierto tiempo (si es antes de elecciones, mejor) a personas sin trabajo y que seguramente volverán a esa situación cuando finalice el curso o taller, mientras se desatendió a empresas durante la pandemia para que mantuvieran esos puestos que ahora no se van a crear.
La vicepresidenta Yolanda (la fashionaria), ha tenido una nueva ocurrencia: la “herencia universal” y apunta a una cantidad de 20.000 euros que se regalaría a los jóvenes al cumplir los 18 años, financiada según ella por impuesto a grandes patrimonios o renta. Otra vez pagan los demás, pero no serán los muy ricos que seguramente pondrán su dinero a buen recaudo, lo pagarán autónomos, trabajadores, pequeñas empresas. Los de siempre. El que no pueda huir. Como pasa en Venezuela, Argentina, Cuba…
Yolanda, muñeco de Sánchez, que personalmente no ha ganado ninguna elección, quiere SUMAR, pero sus recetas se limitan a REBOZAR, rebozar el aire, sin calamar o verdura en su interior. Y su “herencia universal” de regalar dinero que no es suyo en un país donde la DEUDA PUBLICA en febrero de 2023 se situó en 1.520.005.000.000 euros (¡un BILLÓN y medio de euros!) hace pensar en no querer heredar. Esto no es una herencia, es una ruina.
Comprar votos y tratar como estúpidos a los ciudadanos para seguir en el poder y seguir arruinando vidas, beneficiando a delincuentes, desmotivando al que se esfuerza, destrozando la educación, atentando contra la unidad de España, debería alertar a cualquiera.
La verdadera herencia que buscan estos incompetentes incapaces de crear condiciones para generar riqueza, es para ellos. Su cargo. Su vivienda gratuita. Su Falcon. La Mareta o Las Marismillas. Y convertir a la ciudadanía en siervos. Ya sea por voluntad propia y obligados.
La ruina que dejarán los “progresistas soufflé” a la juventud española es para renunciar a la “herencia”. Pero no podrán, tendrán que asumir esa deuda con privaciones, carestía y miseria.
En Venezuela, tampoco creían que los “progresistas” les llevarían al hambre.
El pueblo venezolano (y no digamos el cubano) cada vez es más igual. Igual de hambriento.