Hasta ahora la mayoría de los votantes del PSOE podían alegar ignorancia. Obstinada ignorancia frente a la evidencia. Sectarismo borreguil en grado suicida.
El resto de votantes del PSOE aunque también ignorantes en general por su escasa formación, sabían perfectamente el motivo de su voto. Ladrones, sinvergüenzas, vividores de la mamandurria y especímenes similares votaban por su interés e impunidad.
Ahora se ha abierto el telón y ya solo quedan dos categorías principales: los corruptos y los cobardes. Tontos e ignorantes ya no pueden quedar muchos. Se ha de ser infinitamente tonto para no ver que ha votado a un tirano.
Decía James Madison (presidente de los Estados Unidos) que “La acumulación de todos los poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, en las mismas manos puede presentarse como la propia definición de la tiranía”.
¿Que tonto no ve lo que pasa en España?. Por mucho que se inventen términos como el lawfare, realmente se está usurpando y acumulando poderes y por tanto llevando al país a la dictadura.
Con el lawfare, Sánchez (y sus chantajistas) van a disponer de un arma política que acaba con la independencia judicial y por tanto entierra el Estado de Derecho. Y con Conde-Pumpido en el TC, será la Ley y no las togas las que se manchen de polvo.
Desde la política se podrá manipular la justicia y abrir causas contra jueces que aplican la ley a ladrones, corruptos, prevaricadores, blanqueadores de capitales, terroristas. Y todo ello porque un psicópata que ha perdido las elecciones (habiendo mentido en campaña) ha de hacer pagar a los españoles la factura que le exigen su socios delincuentes.
La frase de moda es: “Hay que hacer política”. Pero hacer política es algo que se reservan los políticos en su propio interés, despreciando a sus representados.
Hacer política es convocar un referéndum si interesa. Hacer política es no consultar al pueblo si no interesa. Hacer política es retorcer o saltarse las leyes que no interesan o invocarlas si interesa. Hacer política es permitir el delito. Hacer política es asociarse con los herederos del terrorismo y responsables de la diáspora de miles de vascos. Hacer política es despenalizar la corrupción.
Se ha de ser muy tonto, para no ver que “hacer política” es actualmente delinquir.
Y muy corrupto o cobarde si no se reconoce y se rectifica.