Llegaron con mucha hambre.
Decía un contratista con la primera llegada del PSOE al poder con Felipe González, que él que era votante de Alianza Popular, se alegraba en lo económico de la llegada de los socialistas. Decía que tenían mucha hambre. Han pasado mucha hambre de gamba rayada, decía. Y en definitiva la gamba rayada sale más barata que duras negociaciones para obtener un contrato.
Sánchez que se recorrió España en un Peugeot consiguiendo avales y tomando contacto con los miembros de su futura banda, tan pronto tocó moqueta se lanzó al uso, abuso y exhibición de sus viajes en Falcon. El coche oficial no era suficiente. El piernas se merecía más. Lo del Peugeot fue una puesta en escena, una mentira más para engañar a sus votantes. Tenía hambre.
Las vacaciones nada parecidas a las de Rajoy en su Galicia natal o las de Aznar en Oropesa hasta que se puso en entredicho que el presidente disfrutaba de las vacaciones en casa de un empresario (Porcelanosa). Sánchez tenía que saciarse: La Mareta, Las Marismillas, Quintos de Mora… había mucha hambre. Pero Sánchez, y cuando decíamos Sánchez nos referimos al matrimonio Sánchez, Pedro y Begoña. Los dos llegaron hambrones, casi famélicos. Y eso se nota cuando uno se sienta a la mesa. Se pierde modo y compostura. Como en todo, hace falta cierta educación y costumbre para no aparecer como un nuevo rico sin modales.
Y con tanta hambre atrasada, se dieron prisa en atracarse. Y como la despensa estaba llena y en definitiva pagaba la plebe, invitó al atracón a familia y amigos. Muy voraces todos. Papás, suegros, hermano, amigos… todos atracándose (atracándonos). Subvenciones, ayudas, cargos, fraternos patrimonios inexplicables…
La presidencia era un festín.
Pero claro, uno que ha pasado hambre, puede pensar que la cosa se puede acabar. Hay que prever y planificar. O se convierte en un dictador amo de vidas y haciendas o llena el colchón (¿cambiaría el colchón de La Moncloa por eso?). O ambas cosas, que nunca está de más tener un plan B.
Y ahí entra la presidenta, o más bien entró, porque viendo la cronología de los hechos que se están investigando también se dio prisa.
Estábamos acostumbrados a que primeras, segundas o terceras damas quedaran en un segundo plano (como los segundos “damos”, caso marido de Margaret Thatcher, por ejemplo) y que se dedicaran a la filantropía. Solidaridad con la gente pobre, enferma, presencia en desastres y catástrofes… como Lady Di, Nancy Reagan… reforzando con su presencia causas nobles.
Pero cuando hay hambre, esos horizontes se pierden. Y entonces la “caridad” se hace con millonarios, se demuestra “interés” (¿interés desinteresado?) en que esos millonarios lo sean todavía más, que no sufran. Se lleva una bolsa al banquete y cuando no mira nadie, se mete en el bolso todo lo que se puede, aunque sea software propiedad de la Complutense. Se aceptan invitaciones a banquetes (en Colombia para identificar a un tragón dicen que “ese es fácil de envenenar”) peligrosos. La gastronomía en África difiere de la española y te puedes llevar una sorpresa. Una indigestión y además puede que no encuentres el móvil.
Y en estas estamos, la pareja Sánchez-Gómez con un empacho monumental. Hinchados. A punto de estallar. Pero no rectifican, quieren apurar hasta los postres, esconder los barrigones detrás de los palmeros de Benalmádena y tragarse los postres…y por supuesto, café y copa.
Por cierto, hay un brandy excepcional. De Tomelloso. Uno de los mejores brandis del mundo.
Brandy Peinado. 10, 12, 20 y 100 años.