Y Sánchez de Maduro. Menos analfabeto que el patán de Caracas, pero con los mismos tics autoritarios. Pero este no sería el mayor problema si la mayoría de los españoles se valoraran un poco más. Si el enorme grupo de ciudadanos que acepta la sopa boba del Estado, en todas sus recetas, desapareciera. Para perpetuarse en el poder han creado un sistema de economía circular basada en las subvenciones (impuestos arrancados al que trabaja o más deuda) que se venden como proyectos exitosos, proyectos realmente ruinosos que subsisten con más subvenciones: escudo social, cursos para formación que no atienden la demanda real, ayudas económicas que cada vez se acercan más a los sueldos de los que trabajan y vendiendo un Estado del bienestar que no existe. Existe un bienestar del Estado y una Estado de la subvención. A ello se unen políticas de implantación de la mediocridad educativa, de deterioro de la seguridad, de inseguridad jurídica, de deterioro de la sanidad y se le llaman “progresismo”. En la España del progreso socialista, un joven no puede pensar en tener vivienda propia, ni comprar un utilitario para desplazarse a trabajar, pero puede okupar una propiedad que no es suya. Si eres un/una sinvergüenza puedes okupar una chalé de lujo en Menorca, disponer de un BMW (sin tener permiso de conducción) y conducir puesta de drogas hasta las cejas. (¿Cuántos puntos le van a quitar?). Y además subvencionada por el “estado del bienestar”.
Vamos a reproducir unas líneas de “Devuélveme el poder” de Miriam González Durántez:
“Cuando los españoles nos preguntamos por qué tenemos un desfase entre la sociedad y los políticos, la respuesta está en esas dos líneas verticales*; cuando nos sorprendemos de que en una sociedad como la nuestra, en la que hay profesionales estupendos, personas con ideas, empresarios innovadores, ingenieros y científicos de valía que triunfan allá donde van y gente de todo tipo que trabaja como el que más (se dediquen a lo que se dediquen), hayamos acabado con la mediocridad política que existe en muchos de nuestros partidos, la respuesta está en ese rígida estructuración del poder. Por que cuanto más valiosos son nuestros profesionales, empresarios, ingenieros, profesores, médicos y trabajadores de a pie, en todos los niveles, menos están dispuestos a pagar el canon ciego de lealtad a esa estructura rígida de poder que hay que satisfacer en España. Es imposible que nuestro país pueda competir de forma sostenible como un Estado moderno…
El sistema democrático español dista mucho de ser liberal, porque no mantiene el poder del individuo, que es la esencia del liberalismo. Muy al contrario, nuestro sistema acumula el poder no ya en la colectividad, sino en grupúsculos de esa colectividad: los políticos y sus partidos”
(* se refiere al bipartidismo)
Estos grupúsculos formados mayormente (con notables excepciones) por trepas, incompetentes y deshonestos toman el poder y entienden que el país pasa a ser su finca y sus actuaciones incuestionables. Figuras como el presidente (el puto amo, según el bufón Puente) y su esposa (el ama, sin adjetivo, por supuesto) están convencidos que son “Presidentes del Gobierno por la gracia de dios”. Para ellos no existe la justicia. Como dice el ministro Puente (¡este fue alcalde de Valladolid!) si los jueces quiere “hacer política, que se presenten a elecciones” y un sinvergüenza que vive (y muy bien) de las subvenciones que recibe la UGT como es Pepe Álvarez, lo afirma también.
¿Los médicos cuando reclaman mejoras en la sanidad, también tiene que presentarse a elecciones? ¿Y los ingenieros que dicen que los trenes no caben por los túneles también tienen que ser elegidos?. Los jueces, se forman y preparan para impartir justicia, para lo cual dedican su tiempo al estudio y no a ingresar en las juventudes socialistas (o de cualquier partido) y escalar y vivir del contribuyente.
Es vergonzoso que personajes como Pedro Sánchez y su banda detenten el poder (con permiso de Bildu y Puigdemont) en España. Que se dediquen a atacar a los jueces porque les han pillado con el carrito del helado. Con pruebas irrefutables. Y son todavía más bochornosos los espectáculos como el de Benalmádena donde la gente vitorea a una imputada por presunta corrupción (Begoña) y a una condenada como Magdalena Álvarez. Apología del delito. Este es el lastre de este país.
Por cierto, señor Puente, ¿Begoña, para codirigir cátedras en la Complutense y redactar “cartas de interés” tiene que presentarse a elecciones? ¿O debería estudiar un poquito más para dar algo de lustre a su currículum? ¿O le basta con el grado de esposa del presidente?
Y… ¿puede hablar o es mudita? Porque una feminista que se dedica a aplaudir y llevar pulseritas, no acaba de convencer.
Y los trenes funcionando ¿pa cuando señor Puente?