Decía en una entrevista Pérez-Reverte que Sánchez no había leído un libro en su vida (o quizá pocos). Lo que sí está claro es que sus votantes en su mayoría no lo han hecho. Pero leer hoy no es lo mismo que leer un libro o prensa hace 20 años. La gente mayormente no se forma e informa mediante el papel, que ha quedado como un soporte solo para muy “románticos”. Las pantallas, especialmente de móvil transmiten la información (verdadera y falsa) en décimas de segundo. No solo mensajes escritos, videos y presentaciones complejas tambien. La influencia del papel y la televisión se ha visto reducida a ciertos segmentos de la población. Los jóvenes (y no tan jóvenes) no ven televisión si no es para visionar alguna serie. Acceden al mundo a través del dispositivo que llevan en su bolsillo. Y los mensajes les llegan. Y se reenvían y se produce una explosión de información de todo tipo.
Alvise (Luis Pérez Fernández) ha hecho de TELEGRAM el centro de su estrategia de comunicación. Desde ahí se expande por otras redes sociales. Y esa es la información que consume un sector determinado, formado principalmente por jóvenes. Jóvenes a los que se les está diciendo hace décadas que están en la Champions League o que la economía va como un cohete, mientras ven que nunca podrán conseguir lo que consiguieron sus padres con menos medios pero más oportunidades, con menos libertad de expresión, pero con más libertad de vida, con más esfuerzo y más confianza en el futuro. Con una vivienda en mano y no cientos de vivienda en promesas incumplidas, con oportunidades laborales, sueldos dignos, ascensor social y escasa rapiña impositiva y permanente intervención.
Estos jóvenes que han visto que el desastre de Zapatero, al que de nuevo sacan en procesión, que no fue corregido por Rajoy para precipitarse en el sanchismo y conseguir los peores indicadores de la UE, y el mayor retroceso en libertades, no aguantan más, una promesa incumplida es tapada por otra mentira, la evidencia es negada, el sistema educativo en regresión y la salida laboral emigrar o poner cañas. O repartidor de pizzas, Glovo o de Amazon. Que en eso consisten los “avances conseguidos” y el “progreso”.
Y esa cólera, incentivada por la evidencia de estar gobernados por unos políticos que se dedican a saquear desde la impunidad, y si en el peor (o mejor) de los casos, son llevados a juicio; por gracia de una “mano invisible” el procedimiento es archivado por prescripción, defecto formal o porque falta un “punto y coma” en algún documento; ha desbordado el vaso. Si existe condena, esos mismos políticos se auto indultan, pero no devuelven ni un euro. Disfrutan de sueldos excepcionales, dietas y complementos que no tributan, móviles, tablets y hasta un restaurante cafetería subvencionado en el Congreso. Y en lo más alto, Falcon, mansiones de vacaciones, servicio, catering y ninguna justificación. Y además cuando finaliza su periodo de actividad política, indemnizaciones, compensaciones, cuando no pensiones vitalicias.
Y no renuncian a ningún privilegio. Parece que no seguir saqueando a los contribuyentes es de ser ultraderechista. Como el caso de Milei.
Y Milei razona fácilmente el motivo por el que un presidente o vicepresidente no debe tener una pensión vitalicia: si fue un buen gestor, no va a tener problemas de trabajar en la empresa privada. Como cualquiera que cesa en una empresa o actividad y emprende otra. Y si la excusa es que hay que proteger al personaje de ciertas tentaciones, para eso está el Código Penal y no un soborno perpetuo pagado por la ciudadanía. En definitiva, personajes como Zapatero que se dedican al blanqueo de la dictadura venezolana, no le avergüenza seguir cobrando y disfrutando de sus privilegios.
Decía Pedro Ruiz, que de todo lo votado ayer (día 9) “sólo me alerta el resultado de SE ACABO LA FIESTA”, calificándolo como una extravagancia grosera. Es posible que tenga razón, pero seguro que al votante de Alvise / SALF le parece más grosero Zapatero (al que se votó dos veces), Rajoy, Sánchez, que está destrozando el país y la vida de muchos de ellos, “las Montero”, Yolanda Díaz, Marlaska, Bolaños, Albares, Teresa Ribera.. o González-Pons, Revilla, Puigdemont, Rufián,…
Todo esto, movido desde las redes, es lo que ha canalizado la cólera de los votantes de Alvise, materializándose en 800.000 votos y TRES eurodiputados.
Tan democráticos como cualquier otro.
Tan democrático como la desaparición de CIUDADANOS, después de una excelente labor por los españoles en Europa.
Si por “democrático” se entiende meter un sobre en una urna.
