Nuestros políticos y su actividad política están a la última. App, FaceBook, Twitter, Instagram,…. Buzón electrónico, Firma digital, convenios cibernéticos, contestadores automáticos… pero cuando necesitas algo real, palpable y humano, que te atiendan y solucionen un problema, no hay nada.
¿Cómo se puede digitalmente hacer desaparecer toda la suciedad que invade Sedaví? ¿Cómo se puede solucionar cibernéticamente la cantidad de basuras y restos que se acumulan junto a contenedores sucios o precintados? ¿Con un dislike?
¿Cómo pueden nuestros vecinos andar tranquilos por las aceras o la plaza sin riesgo de que un patinete o bicicleta lo atropelle? ¿Se da de alta un anciano en firma digital y presenta una reclamación electrónica?
¿Cómo conseguir que el ruido de la población baje a niveles normales? ¿Ponemos un cartel de pueblo protegido contra los descerebrados que van con altavoces en vehículos o en la mano?
Mucho postureo, mucho convenio, mucha tontería y gasto “i de forment ni un gra”.
“Despatx en Brusel.les i en casa cagant en xerreta”.
¿No es posible un ayuntamiento que facilite trámites a la población en lugar de crear trabas en los temas más sencillos? ¿No es posible un ayuntamiento que se centre en el día a día de las personas en lugar de estar abriendo nuevos frentes (sin continuidad la mayoría) para engrosar el álbum de fotos del político de turno?.
Decía al inicio que “Nuestros políticos y su actividad política están a la última”. Deberían estar a lo primero, a lo urgente, a lo útil y esencial. A tratar a los vecinos como personas normales, no como cibernautas en el mejor de los casos o con el desprecio a quienes tienen por ciudadanos de segunda. A inculcar en la Administración la vocación de servicio. A ser personas que atienden a personas.
La Administración, que pagamos entre todos, debe estar para ayudar, no para convertirse en el enemigo del ciudadano común. Si el ciudadano no llega al nivel del funcionario, es el funcionario el que debe situarse en el nivel adecuado. Y estar agradecido de tener un trabajo que además de permitirle ganarse la vida cómodamente le da la oportunidad de dar un servicio a la comunidad.
En inglés llaman CIVIL SERVANT, al funcionario. ¡Que evocador!
Alguno/a tenemos, pero necesitamos que sean todos.
Noviembre 2022