Nos quejamos y con razón de como funcionan las cosas en Sedaví. Pero es que Sedaví es nuestro pueblo y no es un ejemplo de gobierno municipal.
No obstante, hay que reconocer que pueblos cercanos con los que se mantienen vínculos, tampoco son muchas veces ejemplo. Y cuando decimos pueblos, no nos referimos a los ciudadanos de dichos pueblos. Nos referimos a los políticos, sus decisiones, sus omisiones, su postureo y el despilfarro que supone gastar el esfuerzo de los contribuyentes en obras, proyectos y manifiestos inútiles.
Cuando entramos en Alfafar desde la zona comercial a la avenida Reyes Católicos nos encontramos con una rotonda con una “A” enorme y colorida. Un amigo de Cuenca me preguntó la primera vez que la vio si “eso” era una falla. “Alfafar Ciudad de Personas”. Y me decía, si una ciudad no es de personas ¿de que es?. De broma le dije que también había mascotas como podía comprobar por los “tributos” depositados por las aceras.
https://www.alfafar2030.es/alfafar-ciudad-de-personas
La verdad es que en Alfafar hay personas, físicas y jurídicas. Pero no parece un mérito.
El que nuestros gobernantes se dediquen a emitir folletos, fotografiarse, aparecer en prensa, actividades clientelares varias… no mejora la vida de las personas.
Administrar correctamente el dinero del contribuyente y recortar toda publicidad institucional (inútil casi siempre, excepto para los beneficiarios) sería un buen principio.
Otro caso: Catarroja. La población más importante de la zona, se anuncia como “Ciudad Educadora”. Y en la página web lo explica. Lástima los errores de sintaxis.
” Principios, todos ellos, recogidos a la Carta de Ciudades Educadoras”. “Es participante como las personas aprenden a ser ciudadanos y ciudadanas comprometidas, aprenden a dialogar y a respetar opiniones diferentes en la investigación de consensos”, …
https://www.catarroja.es/es/pagina/catarroja-ciudad-educadora
Parecer ser que quien le escribe los discursos a Yolanda Díaz ha pasado unos días por Catarroja. Verdad es que Catarroja es la patria de la Banda del Empastre, pero estos eran unos artistas y vivían de lo que trabajaban. Y estos “empastres” de los políticos nos cuestan mucho dinero. Y no provocan risa. Dan vergüenza.
Ciudades cada vez más inseguras, más sucias, menos habitables, que quieren vendernos como paraísos de concordia, cultura y educación a base de folletos, cartelería y campañas que no llegan a nadie.
Eso sí, el objetivo, que digo; los objetivos, los de la Agenda 2030 como religión oficial. ¿Ciudad Educadora o adoctrinadora?
¡Que tiempos aquellos en que Sedaví era la “Cuna del mueble”!
Y sin costarle ni un duro al contribuyente.