“Unitat lingüística”, “Ajuda´ns econòmicament”, “www.diarilaveu.cat”, “País Valencià”.
¿Con quién nos tenemos que unir lingúisticamente?
¿Nos hermanamos económicamente o hacemos el primo?
El dominio Web .cat no genera ninguna duda sobre la lengua que utilizan.
Y el País Valencià es una denominación no oficial para la Comunidad Valenciana.
El vuelco que han supuesto las elecciones del 28M y el rápido acuerdo entre el PP y VOX ha puesto muy nerviosos a los anteriores titulares de lo público. Seguramente ahora todo peligrará: la educación, la sanidad, el trasvase, la financiación, la lengua… Como si durante estos años la Comunidad Valenciana hubiera sido un referente en cualquiera de estos aspectos. La única preocupación real es que peligran sus empleos y sus chiringuitos. No quieren que se de ningún paso atrás en sus logros particulares.
Seguro que los que entran, a corto o largo plazo adoptarán comportamientos reprochables. Está en el ADN de la clase política. Pocos escapan. Pero parece que estos señores a los que se le ha abierto la puerta no entienden el motivo, que no es otro que el hartazgo. Durante los años que han estado gobernando tenían que haber implementado políticas que beneficiaran a la Comunidad Valenciana. Unas mejoras que llegaran a la mayor parte de la población y que atendiera necesidades urgentes y que hicieran cada vez más atractiva la comunidad a la inversión. Y ahora desde la oposición, aunque sea vergonzante, deberían exigir (y apoyar) que se desarrollen proyectos necesarios: ampliación del puerto, comunicaciones, agua y agricultura. Pero los ataques de la oposición van a tener dos temáticas principales: la violencia machista y la lengua (catalana). Aunque esta mercancía vende cada vez menos. La gente está más preocupada por la imposibilidad de comprar productos frescos, carne y pescado que en escuchar siempre los mismos mensajes.
La violencia, toda, sin adjetivos, se combate con el código penal y la nostra llengua es el valencià.
Sense unitat ni perduda d´identitat.
Y si los que entran, nos bajan los impuestos a los que trabajamos y ahorramos, mucho mejor.
Y por supuesto, a la mínima que se salgan del guion, correctivo. Como a Puig y Ribó. Eso es la alternancia. Una de las pocas armas que nos deja la partitocracia.