El PP ha ganado las elecciones Locales y Autonómicas y ya está destapando el tarro de las esencias.
Acabará pactando con VOX, porque no tiene otra salida, pero de momento ya se ha encamado con el PRC de Revilla y Coalición Canaria, siguiendo lo que decía aquella frase: “La política hace extraños compañeros de cama”. Aunque seguramente es más cierta la enmienda de Groucho Marx : “La política no hace extraños compañeros de cama; el matrimonio, si”.
No deben ser tan extraños al PP, ni Revilla y sus anchoas ni Clavijo y su mojo picón.
Lo qué si son, es dos partidos salpicados por la corrupción. Nada extraño.
https://www.eldiario.es/canariasahora/carlossosa/anos-corrupcion-canaria-cc_132_2170779.html
Revilla tiene en común con Coalición Canarias, su vocación de estar en el poder. Nada más. Ni ideología ni principios ni respeto por la ciudadanía. Lo demostró en el confinamiento. De restaurante y habano en boca.
Ahora dice que el PRC no se presenta a las Generales. Ha hecho cálculos económicos y entiende que el coste no va a tener retorno. Se centra en la autonomía. La “economía doméstica”, el tren de cercanías y las anchoas. Y seguramente algún pacto con el PP que desconocemos.
Pero no es solo Revilla el que está haciendo cálculos. Ahí tenemos a los integrantes de los partidos de extrema izquierda peleándose por ver quién pilla mejor número para revalidar el sillón y lo que conlleva. Se ningunean, se dan codazos, se traicionan, se insultan y se unen al banderín de enganche que intuyen les mantendrá en el cargo, en el sueldo y en los privilegios. Y ahora parece que es “Sumar” el producto de moda. Un producto que en condiciones de libertad nadie compraría. Un aglutinador de vividores y vividoras, sin principios ni ideas.
Que espectáculo tan desagradable nos evitarían si los electores pudiéramos elegir a nuestros representantes y no nos dieran hechas las listas por las que optar, condicionando nuestra libertad de elección.
¿Por qué tanto miedo a las listas abiertas?
Porque sería un paso muy importante en la cercanía entre el político elegido y sus votantes, un control del cumplimiento de sus promesas, vigilancia de su trabajo de representación de nuestros intereses y garantía de dación de cuentas.
Pero eso sería devolver el poder a la ciudadanía, y estos de la “casta” y la “anticasta” no están por la democracia. Están por perpetuarse en el poder y seguir exprimiendo al pueblo.
No importan principios, ideología o programa. Importa mantener el privilegio.
¿Qué hace Baldovi “sumándose”?. ¿Es Compromís un partido comunista?
Qué vergüenza ver a dirigentes de Podemos en su momento preguntar a sus bases sobre la compra del casoplón de Galapagar o ahora para que les autoricen a negociar la integración en Sumar, después de una semana negociando. Negociando su poltrona.
Entre corruptos anda el juego. Y ellos se conocen.