MEMORIA

Dicen que desde lo del COVID nuestras cabezas andan mal. Lo constatamos cada día.

La corteza cerebral, la amígdala cerebral y el hipocampo están muy afectados. Y ahí parece que se gestiona lo de las memorias. La remota y la reciente.

Son muchos los que ni recuerdan lo que cenaron la noche anterior y eso que ya vamos descartando de entrada el pescado fresco, la carne y seguramente los huevos. No porque no se puedan comprar ya en este país que va como un cohete; es porque nos olvidamos de pasar por la carnicería o la pescadería a comprarlos. Tenemos más presente en la memoria reciente el embutido (chistorras en concreto) y alguna hoja de lechuga en oferta. Y con eso se puede ir tirando. Nos gusta la fruta, pero al precio que está por culpa de los agricultores insolidarios que una vez forrados se retiran, abandonan los cultivos y se van a la República Dominicana a disfrutar, es casi imposible comprarla. Cultivos que una vez abandonados esperan la llegada de algún político o votante de Compromís -defensores de l´horta– que los reactive. Seguirán esperando,  Baldoví y su colla no recuerdan tampoco cuando vieron una azada.

Aquí en Valencia, con lo de la ingesta de vitaminas, lo tenemos mejor, una vuelta por los huertos y a “recoletar”, que igual el campo es nuestro y no nos acordamos. ¡Hay que memoria!

  • ¿De dónde son esas naranjas y esos kakis que traes?
  • Lo he “recolectado” en unos campos que no recuerdo si son nuestros.
  • Pero si nosotros nunca hemos tenido ni trabajado en el campo
  • Bueno, pero es posible que sean nuestros, pero no nos acordemos. Por si acaso, yo “cosecho”. ¡Como tenemos la memoria desde el COVID!

Y así estamos. Pero no solo nosotros. Solo hay que ver los dirigentes del PSOE como están los pobres. Ni se acuerdan de nada ni conocen a nadie.

Sánchez no conoce Ábalos, ni a Aldama, ni a Santos Cerdán… ni recuerda si su suegro le financió, ni cuantas veces ha ido a la República Dominicana ni para qué.

Su hermano no recuerda donde trabajaba, ni donde vivía, ni si las chirimoyas tienen pepitas

Diana Morant no conoce a quién puso de número dos en su lista, ni se acuerda por donde cae el CNIO ni si allí “se hace ciencia” como repite constantemente o allí “se hace rico” algún/a colega.

Pilar Bernabé, no recuerda que nunca fue a la Universidad, ni como aparecieron sus dos licenciaturas falsas, ni como confeccionó su perfil en Linkedin. Recuerda una frase: Mazón dimisión. Pero parece que tampoco recuerda que Mazón ha dimitido ya y ella sin embargo, no se acuerda de dimitir por mentirosa reincidente.

El caso de Óscar López, intentando recordar las tres cosas por las que había que votar al PSOE y quedarse atascando en la segunda, ya nos puso en aviso. La enfermedad avanzaba.

Rebeca Torró no recuerda como han podido desaparecer y aparecer las denuncias “intermitentes” (ahora sí, ahora no, ahora sí) presentadas por las presuntas acosadas contra Salazar “el Bello”. En la foto de cabecera, vemos que Torró, precavida, se anota “las cosas” para que no le pase lo que a su compañero y ministro para la Transformación Digital y más allá.  Se anota que “ultraderecha” es (VOX) por si se le olvida. ¡Bien Rebeca! Siempre con un lápiz a mano.

El tesorero del PSOE tampoco se acuerda de a quién pagaba, ni donde tiene los papeles.

Y en casos como el de Zapatero, Bono o Pepiño Blanco…, ya no saben si son españoles, dominicanos, belgas o chinos. Pobres desnortados.

Un calvario para esta pobre gente, que no se acuerda de casi nada. Menos mal que no se les olvida cobrar (de donde sea), porque si no, ellos y sus familias estarían en las colas de Cáritas en lugar de estar comprando chalés, palacetes y áticos de lujo, que esperemos sepan dónde están dichos inmuebles, porque comprar vivienda de lujo y después caer en el “síndrome de David Azagra” es de lo peor. Te vienen los IBIs y no te acuerdas de qué.

De todos modos, parece que hay cura. Un fármaco en pruebas, la “sotorealina” parece que es efectiva. Con Victor Aldama ha obrado milagros y la mejora continua.

Ábalos y Koldo comienzan a recuperar la memoria. Veremos si desgraciadamente es solo una mejora aparente o felizmente es una curación real de la amnesia socialista.

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