Podemos leer en la página de Compromís la siguiente (des)información:
“Dos informes del Banco de España y de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (Airef) ha situado a Valencia como la gran ciudad española que más saneadas tiene sus cuentas, tanto en lo referido a deuda e inversiones como la estabilidad presupuestaria. Y todo ello incluyendo los años de la pandemia y la suspensión de las reglas de gasto, que ha permitido a las corporaciones locales salirse de los estándares económicos aceptados tradicionalmente.
Por lo que se refiere al informe del Banco de España relativo a la deuda de las administraciones locales a 31 de diciembre de 2022, los datos indican que València en ciudad con menor deuda “per capita” de España. Y tomando como referencia los últimos ocho años, que son los que lleva gobernando la coalición de izquierdas, los datos oficiales indican que en València la deuda ha caído un 66,9%, es decir, se ha pasado de los 711 millones de deuda de diciembre de 2015 a los 235 de finales de 2022”.
Si buscamos información en internet sobre la obesidad infantil, una plaga de los tiempos actuales, nos encontramos que uno de los países con menor tasa de obesidad infantil es Cuba.
Ambas informaciones son ciertas, la de Valencia y la de Cuba, pero solo un tonto o un fanático no sabría interpretarlas
En Cuba no hay niños obesos, porque no tienen que comer. No porque sea un éxito de la educación alimentaria. No son obesos a la fuerza.
El ayuntamiento recauda impuestos de los vecinos, establece un presupuesto y debe ejecutarlo.
Si rebaja deuda, es porque recauda más de lo que gasta. Que en principio no está mal, salvo que deje inversiones inaplazables por ejecutar, que es lo que realmente pasa. Valencia capital ha retrocedido es todos los aspectos. Ha retrocedido en limpieza, en seguridad, en salubridad, en mantenimiento de instalaciones… pero desde el Ayuntamiento nos siguen vendiendo records de inversiones, pero son inversiones autorizadas y presupuestos comprometidos, pero no realizadas. ¿Por qué?. Es sencillo, Compromís no sabe gestionar, y el dinero que saca a los ciudadanos no se destina en plazo a ejecutar los proyectos que se prometieron. Como los niños cubanos, los valencianos capitalinos, tienen las cuentas más saneadas (realmente menos ensuciadas), pero a la fuerza. Pagan mucho y reciben poco. Y salvo que ese diferencial
desaparezca como los millones de la EMT (¿dónde estarán?), va a suponer una reducción de la deuda. Es lo que tiene recaudar de más.
Pero vista la ciudad, va a pasar aquello del burro que “ahora que se ha acostumbrado a no comer, va y se nos muere”, que fue lo que pasó con los burros del Desierto de las Palmas en Castellón.
Valencia, también se está muriendo con Compromís.
Solo hay que ver las inversiones en “jardineras” en la plaza del Ayuntamiento.