Uno no termina de sorprenderse cada vez que escucha a un progresista. Especialmente cuando se excusan por su incompetencia, desahogo y falta de laboriosidad. Máxime si han llegado a la política desde el “activismo”. Atajo muy transitado últimamente entre la nada y vivir del erario público. Y vivir bien.
El ayuntamiento de Valencia sancionó (vorem qui paga) a la Generalitat Valenciana por no mantener las condiciones de salubridad, seguridad y decoro de distintos solares invadidos por hierbas y malezas. Hasta aquí todo bien.
Todo bien, porque es la normativa que aplican también a pequeños propietarios de campos de la periferia que están incultos por falta de rentabilidad o seguridad en las cosechas o a propietarios de solares, que son invadidos por la vegetación.
Lo curioso es que los que paseamos por la capital, por placer o por tener que acudir a algún hospital u organismo nos encontramos con alcorques invadidos de maleza, que en algunas ocasiones dificultan el paso tanto a peatones como a conductores que no pueden salir del vehículos si lo aparcan cerca de uno de ellos.
Ahora, el gobierno del PP ha dado orden de limpieza de dichos alcorques. Parece que la maleza y hierbajos que se acumulaban en los alcorques y que suponían a vista de todos, un deterioro de “las condiciones de salubridad, seguridad y decoro” en las calles, tanto como en los solares, según Sergi Campillo (ex)vicealcalde por Compromís, no es realmente maleza, aunque sea la misma de los solares, no son malas hierbas, sino biodiversidad y renaturalización de la ciudad. Una manera de romper la dicotomía entre ciudad y biodiversidad y de aumentar la fauna (seguramente ratas y mosquitos tigre).
Y es que estos “progresistas” se han acostumbrado a que su palabra es dogma, aunque ese dogma cambie según se levanten cada mañana.
¡Menuda fauna!…. y flora (por aquello del Botánic).