Publicamos en un anterior artículo el problema de la basura y reproducimos las fotografías que ilustraban el artículo. Somos una sociedad que genera muchos residuos y basura. Al mismo tiempo estamos sujetos a una tasa por la recogida de dichas basuras. Si la tasa no se paga en tiempo y forma supone un recargo y por tanto un pago de mayor importe.
La Ley General Tributaria, en su artículo 2.2, letra a), define las TASAS como “los tributos cuyo hecho imponible consiste en la utilización privativa o el aprovechamiento especial del dominio público, la prestación de servicios o la realización de actividades en régimen de derecho público que se refieran, afecten o beneficien de modo particular al obligado tributario, cuando los servicios o actividades no sean de solicitud o recepción voluntaria para los obligados tributarios o no se presten o realicen por el sector privado”.
Los ciudadanos estamos obligados a pagar dicha tasa en plazo. Lógico sería que la otra parte (el ayuntamiento) cumpliera plazos en la recogida de la basura y no se convirtieran las calles en vertederos. Con el problema de salubridad que ello supone. Estética aparte.
El Ayuntamiento de Sedaví y de ahí nuestro anterior escrito es de una inoperancia total a la hora de gestionar servicios pero es el primero en adjudicarse méritos inexistentes. En este caso el Ayuntamiento no es capaz con la cantidad de gente en nómina que tiene de comprobar que contenedores reciben basura superior a su capacidad, y tomar las medidas añadiendo más capacidad, para que la basura no quede fuera del contenedor. Ni es capaz de establecer un Plan de trabajo con las personas que limpian las calles para que las zonas de recogida de basura estén siempre limpias. Pero cuando no es porque se cambia el sistema de contenedores (sin prever que antes debe existir alternativa razonable), es por desidia, lo cierto es que el Ayuntamiento es un pésimo gestor que solo tiene interés en gestionar el cobro de impuestos. Así la realidad es que Sedaví es un pueblo sucio. Con el porcentaje de gente incívica que siempre existirá, como en todos los sitios pero con una pésima gestión de Basuras que nos distingue de otras poblaciones.
En el mismo sentido, pasear por Sedaví supone ir esquivando excrementos o meadas de perros. Plaga que tienen que soportar las viviendas de los vecinos, el mobiliario urbano, farolas, señales de tráfico y cualquier elemento susceptible de corrosión por los orines. De nuevo la desidia. Suciedad y coste de reposición de dichos elementos corroídos.
Nuestro alcalde publicitó la implantación de un sistema de identificación mediante ADN de los responsables de los “regalitos”. De momento, parece que nada de nada. Postureo, articulito en prensa y si te he visto ni me acuerdo.
Los minusválidos en silla de ruedas pueden encontrarse con alguna muestra entre sus manos, ya sea en estado líquido o pastoso y los demás entrarla a nuestra casa pegada a la suela de los zapatos. ¿Incivismo de algunos dueños de perros?. Evidentemente. Pero falta de actuación desde el ayuntamiento, también.
Cobrar tasas en más fácil y menos trabajoso que hacer cumplir las normas.
El postureo y la foto no solucionan los problemas.
FEM de Sedaví un poble net i no un poble de FEM.
Diciembre 2022