“Burriana, París y Londres”. Esta frase es el reflejo del sentimiento de orgullo de los burrianenses. Algunos, en la época en que las matrículas de los vehículos incluían la provincia de matriculación; iban a Burgos a matricular su coche para que apareciera la “BU” de Burriana.
Nada que ver con el titulo de este articulito.
Ya hemos escrito y documentado otras veces la desaparición de un tramo de la calle San Antonio (o carrer Sant Antoni), en concreto el tramo de prolongación que llega a la calle de L´Horta. Este tramo, cuya segregación para conformar parte de la calle San Antonio, aparece ya inscrito en marzo de 1975 (aún vivía Franco) fue vallado con posterioridad durante el gobierno del PP de Rafael Pérez, mantenida la ocupación en los tres años de gobierno de Compromís y defendida y mantenida la ilegalidad por el PSOE de José Cabanes.
Para que no haya dudas, reproducimos el documento que lo acredita. Registro Propiedad de Torrent, en cuanto a la finca colindante nº 4041.
Claramente indica: “de donde se segrega, hoy calle San Antonio”.
Para alguien de un pueblo como Sedaví, choca tanto el hecho de la indiferencia de los vecinos a los que se les está hurtando más de 600 m2 de viales públicos, como a la actitud de los políticos y funcionarios de urbanismo. Le parece que es algo que solo puede suceder en un pueblo como este, cuyos vecinos son capaces de tragar con ruedas de molino y sonreír mientras les vacían los bolsillos. Y seguir votando lo mismo.
En una visita a Toledo, ciudad imperial, y pateando el casco antiguo me he encontrado con algunos casos que guardan semejanza con este de la calle Sant Antoni de Sedaví. Se trata de los “callejones robados”. Por allá por el siglo XVI, un particular o una orden religiosa cerraba con una cancela un callejón y se lo apropiaba. Hay varios ejemplos en Toledo. El de la foto es el que bordea la iglesia de San Vicente, hoy desacralizada y convertida en centro cultural. Existen otros en calle La Plata, o en la plaza Abdón de Paz. En tiempos que el máximo poder lo detentaba la Iglesia, era difícil oponerse a las apropiaciones por parte de algunas ordenes religiosas, pero con posterioridad el ayuntamiento de Toledo, colocó diversas placas para evidenciar lo obvio: “Esta calle es de Toledo”.
No esperemos que en Sedaví, siglo XXI, el ayuntamiento tome ninguna medida, cuando ha llegado a pagar servicios de abogados para defender a quien puso la cancela en la calle San Antonio, a la altura de la calle l´Horta. Ha presentado informes vergonzosos firmados por técnicos de urbanismo que niegan la existencia de la calle (demostrada en el documento reproducido más arriba y como se puede apreciar abajo en la foto de la izquierda, con coches aparcados y acceso libre) y sigue sin actuar a pesar de las denuncias de Ciudadanos en la legislatura pasada.
¿En qué siglo estamos?
¿Lo de Chicago?. Que cada cual saque sus conclusiones.