Llevamos más de 40 años desde que en 1975 murió Franco, tras casi 40 años de dictadura. Aquella fue una dictadura militar impuesta tras la victoria de las tropas de Franco sobre unos oponentes sin un proyecto definido pero que si la victoria hubiese caido de su parte y tras las purgas internas hubiera devenido en otra dictadura. Parece que la Guerra Civil tenía como colofón un tipo de dictadura u otra. Otra cosa es lo que cuente la MediaMemoria Histórica que nos quieren encorsetar.
Como ejemplo, estos días que se han cumplido los 100 años de nacimiento del director Berlanga, de familia republicana y familia perseguida por republicanos. Por los republicanos que daban los carnés de republicano y depuraban según su criterio. Después, ya en la era franquista, vino la penitencia y limpieza de sangre que se materializó enrolándose en la División Azul para hacerse perdonar los “pecados” de su familia.
Parece que el destino de este país es vivir bajo la dictadura o la dictablanda. Más o menos represora o liberticida, con más o menos maquillaje en forma de urnas y bajo la capa de la democracia representativa que ha elevado a las altas instancias de la política nacional a lo peor de la sociedad y que una vez en el poder, ya sea por las urnas o por pactos indignos lo utilizan para lucrarse y perpetuarse y seguir lucrándose a costa de arruinar a su país en lo moral y lo material.
Todas las acciones están dirigidas en ese sentido, conseguir una sociedad mediocre, que acepte cualquier abuso del poder, antes que hacer el esfuerzo de conseguir una ciudadanía capaz de vivir una libertad responsable y de conocimiento.
Entretanto los políticos se han otorgado unos privilegios indecentes. En muchos casos, sin más méritos que ser el amigo o la amiga del mandamás del partido figuran en los puestos de salida de las listas electorales y pueden llegar a ser ministros. Sin estudios, sin idiomas, sin experiencia laboral ni méritos reconocidos. Sin negociaciones entre partes (ellos y los contribuyentes) se aprueban subidas salariales, cantidades exentas en concepto de dietas o indemnizaciones que superan el salario de muchos trabajadores y escapan a los recortes económicos de los ERTES a pesar de su inactividad.
Se han convertido en unos tiranos que vampirizan la sociedad, que condenan las puertas giratorias hasta que son ellos los que las utilizan, que pervierten la legalidad y que son capaces de los mayores atropellos por perpetuarse en el poder. ¿Dónde está las garantías jurídicas que deben proteger a los españoles de unos golpistas?.
Los indultos a los golpistas (sin dolor de los pecados, ni propósito de enmienda y escasa penitencia) no son un acto de generosidad, son una claudicación miserable para mantener unos votos necesarios para retener el poder. Un político indulta a otro político a cambio de un puñado de votos y en contra de los tribunales.
Sánchez, Garamendi y Ana Botín están en la misma onda de favorecer los indultos como paso previo al premio de los fondos europeos. Esos fondos que a la vista de estos apoyos tan antinatura nos hacen pensar que están adjudicados antes de llegar.
En un artículo de DIARIO16 en el párrafo final se lee en cuanto a la recuperación económica esperada: “También Botin, que aún confía en reflotar el banco con la ayuda del Gobierno”.
Un gobierno que no ha reflotado a autónomos, PYMES, hosteleros,… ayudará al Banco Santander. ¿Pero eso no era un indecente rescate bancario a costa del contribuyente?.
¿Es esto democracia o una dictadura lanar con derecho a papeleta?