Algunos atribuyen la paternidad de la frase al rey Jaume I durante la conquista de Mallorca en el asalto a las murallas de la ciudad.
Pero han sido dos de nuestros más ilustres políticos los que la han venido utilizando por distintos motivos. Joan Baldoví por el caso Bankia y más recientemente Ximo Puig reproduciendo un titular de El País sobre la violencia intrafamiliar (denominación que defiende VOX) y sobre el cambio climático (que lo niega).
Para estos “progresistas” es vergonzoso cualquier comportamiento, pensamiento, ideología que no sea la suya. La que sea en cada momento, pero la suya.
La corrupción es vergonzosa, pero depende de quién sea el corrupto.
Es vergonzosa la situación de infrafinanciación de la Comunidad Valenciana, pero solo cuando en el gobierno está el PP. Aunque ahora será doblemente vergonzosa con PP y VOX gobernando.
Con Baldoví apoyando a Sánchez y El Botánic gobernando en la Comunidad Valenciana, era algo asumible.
Ximo Puig, como gran señor medieval, ha abierto su Llibre del Repartiment y se ha dedicado a repartir dinero de los valencianos a sus amigos, que para algo es el secretario general del Partit Socialista del País Valencià.
Desde el momento que los valencianos han manifestado en las urnas el rechazo a sus políticas y es un gobernante en funciones; por decoro y por honestidad debieran haber cesado esas ayudas y subvenciones a entidades catalanistas.
Pero Ximo Puig, que durante su mandato no ha tenido reparo en repartir subvenciones a sus familiares, no podía dejar de tener un último detalle de generosidad con el dinero de los valencianos hacia sus amigos.
Vergonya, rufiàns, vergonya.