JARABE DEMOCRATICO





https://okdiario.com/espana/irene-montero-subvenciona-representacion-donde-apalean-bate-figuras-ayuso-abascal-9453126
 

Agresiones a Villacís (embarazada de nueve meses), a Abascal, a Inés Arrimadas, a Rosa Diez, a miembros del PP, VOX y Ciudadanos, quemar banderas españolas, guillotinar o colgar muñecos que representan al Rey, a Abascal u otros líderes de la derecha; todo se consideraba jarabe democrático. Jarabe dulce para fomentar la convivencia, curar odios, erradicar la violencia y dar ejemplo de civismo

Ahora parece, que los laboratorios que distribuyen el jarabe se olvidaron de añadir el excipiente edulcorante. Este mismo producto, recetado a un muñeco con nariz de Pinocho y que por algún motivo se ha identificado con Sánchez y no con una piñata anónima, resulta amargo. Ya no es un jarabe democrático y cívico. No cura y además parece que tiene efectos secundarios contrarios a la convivencia e incitadores de violencia.

¿Cómo puede ser que un remedio hasta ahora refutado como democrático, aplicado a otros pacientes provoque tanto rechazo? Evidentemente el “muñeco con nariz de Pinocho” debe ser alérgico a todo lo democrático. Jarabe incluido. Es la explicación más sencilla, verosímil y seguramente la única que explica las urticarias y reacciones de hipersensibilidad. El “muñeco con nariz de Pinocho” parece que percibe el jarabe democrático como una sustancia nociva, hasta el punto de recurrir, ya no a un histamínico, sino a la policía para intentar detener (ahora, que no antes en peores escenarios) a los responsables de una probable anafilaxia como parece diagnosticar el eminente alergólogo doctor Patxi López al “muñeco con nariz de Pinocho”.

La izquierda progresista siempre se ha caracterizado por su apoyo, directo o indirecto a este tipo de actuaciones, siempre que sean contra el rival. Tanto el PSOE como Podemos han estado de acuerdo con estos ataques y con los homenajes a los etarras. No han actuado con contundencia. Han dado argumentos a los enemigos de la convivencia. Quieren despenalizar los insultos al Jefe del Estado y las injurias a los símbolos constitucionales.

Todo vale cuando se trata de perpetuarse en el poder atacando a los adversarios políticos definiéndolos a todos como ultraderecha.

Saben que la tan repetidamente cacareada “ultraderecha” no existe en España. Se sienten seguros. Tan seguros como cuando deciden atacar a la religión, y se limitan a la católica. Saben que no va a haber respuesta violenta, aunque magnifiquen cualquier mínima incorrección.

Al final todos estos actos sea quien sea el que los realice u apoye, no son más que una expresión de falta de Educación y Respeto amparada en un abuso de nuestro derecho democrático de Libertad de Expresión. Pero cuando a ello se aplica su particular “Ley del Embudo” y se pretende utilizar las Instituciones para reprimirlo, pasa a ser una forma más de Corrupción.

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